EPISODIO 88. TRUMP FRENTE AL ESTILO NEGOCIADOR DE PUTIN: LA FUERZA DE SU PACIENCIA
Tras haber analizado el estilo negociador de Donald Trump, hoy hablaremos de la forma de negociar de su más formidable adversario. Pero antes, regresemos casi dos siglos en la historia.
“¿Y por qué nadie lo vio venir?”
Así reaccionamos los humanos ante los grandes eventos (no siempre inesperados);
- Los imperios inca y azteca no tenían forma de prever la llegada desde el otro lado del mundo de invasores con caballos, armas de fuego y gérmenes infecciosos a partir de 1492.
De manera similar, mientras la mayoría de analistas del siglo XIX imaginaba el futuro del mundo alrededor de las potencias europeas, (llevaban ya siglos de dominio a pesar de sus guerras continentales), el joven Alexis de Tocqueville, historiador francés de poco más de treinta años, vio algo completamente distinto. En su obra fundamental La democracia en América (1835–1840), hizo una predicción tan audaz como profética: Estados Unidos y Rusia serían los dos países destinados a enfrentarse en busca de dominar el mundo.
Aunque ni los Estados Unidos ni Rusia eran aún países industrializados, Tocqueville basó su intuición en tres elementos: su tamaño, su enorme potencial y sus principios fundacionales radicalmente opuestos. Europa quedaba, sorprendentemente, por fuera de su ecuación. Fue una visión solitaria que nadie compartía, que solo comenzó a cumplirse más de un siglo después con la Guerra Fría (1945–1989) y que hoy vuelve a tener vigencia bajo el liderazgo de Vladimir Putin.
Ahora bien, ¿qué predicción haría Tocqueville sobre la historia actual si aún vivera? ¿Nos revelaría si habrá primero una paz duradera entre Israel y Palestina o más bien entre Rusia y Ucrania? ¿O serán conflictos de muy larga duración? ¿Prevalecerá el proyecto MAGA de Donald Trump o la sagacidad paciente de Putin? ¿Logrará Putin someter a otros países europeos?
Donald Trump prometió convencer a Putin para firmar la paz en Ucrania. ¿Lo logrará, y a qué costo?
Para Putin, el colapso de la Unión Soviética en 1991, fue “la mayor tragedia geopolítica del siglo XX”. Está convencido de que su misión histórica es restaurar la grandeza rusa. Así como los zares expandieron su imperio y Stalin sometió a Europa Oriental tras la Segunda Guerra Mundial —hasta la caída de la URSS—, Putin aspira a proyectar de nuevo el poder ruso sobre Europa.
Pero su mayor arma no es la fuerza militar ni el gas o el petróleo: es la paciencia.
Putin negocia a largo plazo. Avanza paso a paso, sin prisa, confiado en que un acuerdo desfavorable hoy puede ser modificado mañana. Mientras los líderes occidentales tienen mandatos de cuatro, cinco o seis años —con calendarios electorales que les exigen resultados inmediatos—, él se mueve con un horizonte temporal mucho más amplio. En su lógica, el tiempo siempre juega a su favor.
SU VISIÓN Y SU PLAN PARA EL FUTURO
1. LA ESFERA DE INFLUENCIA PRIVILEGIADA
Putin busca restablecer una "esfera de influencia privilegiada" en el espacio post-soviético. Esto significa:
Bloqueo de la OTAN: Impedir, a toda costa, que cualquier país fronterizo (especialmente Ucrania y Georgia) se una a la OTAN o a la Unión Europea. Estos estados deben permanecer en una zona de amortiguamiento o ser estados vasallos.
Contención de Occidente: Limitar la presencia política, militar y cultural de Occidente en esta región.
Herramienta de negociación: La inestabilidad en estos países (a través de conflictos congelados o regímenes amigos) sirve como una palanca constante en la mesa de negociación global con EE. UU. y Europa.
2. LA SOBERANÍA TOTAL Y EL MUNDO MULTIPOLAR
La visión de Putin se opone frontalmente al orden mundial dominado por EE. UU. y busca restablecer un mundo verdaderamente multipolar.
Fin de la hegemonía unipolar: Desafía la primacía del derecho internacional liberal post-Guerra Fría, abogando por un sistema donde la fuerza y los intereses de las grandes potencias sean el principal motor.
"Soberanía total": Para Putin, la verdadera soberanía rusa implica la capacidad de actuar sin restricciones externas y de definir su propia zona de seguridad, incluso si eso viola la soberanía de sus vecinos. Cualquier concesión en negociaciones que limite el futuro poder ruso es inaceptable.
3. LA UNIDAD DE LA RUSIA HISTÓRICA
Esta visión tiene profundas raíces históricas y culturales. Putin a menudo se refiere a la idea de la Rusia histórica y la unidad de los pueblos eslavos orientales.
Motivación ideológica: Justifica sus acciones (como la anexión de Crimea o la invasión de Ucrania) no solo por la seguridad, sino por una supuesta reunificación histórica y la protección de los rusos étnicos en el extranjero.
El legado de Pedro el Grande (1672-1725): Su mentalidad refleja la tradición de los zares y líderes soviéticos: la creencia de que Rusia debe ser una potencia continental dominante, con la necesidad de proyectar poder hacia sus fronteras históricas... tal como lo preveía Tocqueville en 1840.
¿QUÉ ELEMENTOS TIENE SU ESTILO NEGOCIADOR?
1. LA TÁCTICA DE LA FUERZA Y EL MIEDO
La negociación como conflicto: No ve la mesa de negociación como una colaboración, sino como una extensión del conflicto. Busca maximizar el poder propio y minimizar el del oponente.
Uso del poder duro: No duda en usar la fuerza militar (advertencia nuclear), las amenazas o la coerción económica (gas, petróleo) para generar miedo y obligar a concesiones.
La doctrina del ”Fait Accompli” (hecho cumplido): A menudo actúa unilateralmente (con anexiones o invasiones, como en Crimea o partes del este de Ucrania) para crear una nueva realidad sobre el terreno, dejando a la otra parte sin más opción que negociar sobre la base de su nueva posición.
2. PACIENCIA ESTRATÉGICA Y TIEMPO
El factor tiempo: Putin maneja el tiempo con una paciencia calculada. Entiende que, a menudo, Occidente está sujeto a ciclos electorales y presiones de la opinión pública, mientras que él tiene un horizonte de poder mucho más largo.
Desgaste del oponente: Busca desgastar la voluntad y la unidad de sus adversarios (especialmente la Unión Europea y la OTAN) para que cedan por fatiga o necesidad.
3. AMBIGÜEDAD Y DESINFORMACIÓN, aplicando la “maskirovka” o enmascaramiento, doctrina rusa de engaño y ocultamiento.
Se apoya en la desinformación, la negación plausible y la ambigüedad deliberada para confundir a los oponentes sobre sus verdaderas intenciones y capacidades.
Busca mantener a los oponentes adivinando sus verdaderas líneas rojas (ej. el uso posible de armas nucleares tácticas) para aumentar el riesgo y la cautela de sus acciones.
Cambio de demandas: Puede cambiar sus demandas o interpretaciones de un acuerdo en el último minuto, desestabilizando al oponente y obligándolo a renegociar desde una posición de debilidad.
4. PREPARACIÓN DETALLADA Y DOMINIO DEL EXPEDIENTE
El entrenamiento de Vladimir Putin como oficial de inteligencia de la KGB se refleja en su meticulosa preparación. Busca dominar todos los detalles técnicos y descubrir los puntos débiles de su contraparte.
Análisis psicológico: Utiliza el conocimiento de la historia, la cultura y la psicología de sus interlocutores para explotar sus vulnerabilidades.
5. FALTA DE SIMETRÍA
Acuerdos asimétricos: A menudo busca acuerdos donde él obtenga beneficios permanentes a cambio de concesiones temporales o reversibles. Considera que cualquier acuerdo es solo una pausa táctica hasta que pueda obtener una posición mejor.
CONCLUSIÓN: lecciones para el negociador
La visión a largo plazo de Putin significa que no está negociando un acuerdo de paz, sino una reestructuración de la arquitectura de seguridad europea. Trump y los negociadores occidentales deben entender que cualquier acuerdo que intente desmantelar la capacidad de Rusia para influir en sus vecinos será visto por el Kremlin —si decide aceptarlo— únicamente como un arreglo temporal en su ruta hacia el objetivo final de restaurar su control regional. Trump, entonces, no la tiene nada fácil.
La visión a largo plazo de Putin significa que no está negociando un acuerdo de paz, sino una reestructuración de la arquitectura de seguridad europea. Trump y los negociadores occidentales deben entender que cualquier acuerdo que intente desmantelar la capacidad de Rusia para influir en sus vecinos será visto por el Kremlin —si decide aceptarlo— únicamente como un arreglo temporal en su ruta hacia el objetivo final de restaurar su control regional. Trump, entonces, no la tiene nada fácil.
Para el empresario Trump, sus negociaciones son un espectáculo para la plaza pública que alimenta su ego. Para el ex agente secreto Putin son actos de gran discreción que lo llevan paso a paso en busca de su visón de Rusia.
Podemos pues imaginar a un Donald Trump desconcertado e indeciso ante semejante rival tan esquivo y hábil: sus acostumbradas tácticas duras chocan contra esta nueva cortina de hierro de la paciencia y la maskirovka, mientras se da cuenta de que para él, el tiempo SÍ apremia.
Escrito con informaciones de BBC News, The Guardian, The New York Times, Financial Times, Reuters, Associated Press, Deutsche Welle, Euronews, France 24, Al Jazeera, El País, El Confidencial, Le Monde, Der Spiegel y Bloomberg recabadas con la ayuda de ChatGPT.
Comentarios
Publicar un comentario